martes, 2 de noviembre de 2010

La imagen de Tupac Amaru en la memoria colectiva


Por: Alonso Burgos*

Tupac Amaru en el facebook
Hace unos meses, varios estudiantes sanmarquinos hacían comentarios elogiosos por el facebook sobre una imagen clásica de Tupac Amaru, en la cual este es arrastrado por cuatro caballos atados a sus extremidades. Los comentarios se siguieron dando aproximadamente por unas tres semanas.
Por este mismo medio, tuve una discusión bastante amena, con un amigo y colega mío sobre Tupac Amaru y la pertinencia de reivindicarlo como un símbolo que genere una identidad en procesos de cambio social. Mi amigo y colega planteaba que era un “símbolo ingenuo” porque era parte de la historiografía oficial que nos enseñan en el colegio. Por el contario, yo y otros amigos sosteníamos que el movimiento de Tupac Amaru fue producto de las contradicciones que generó el régimen colonial y que su rebelión fue contra ese régimen. Asimismo, que la reivindicación de su figura en la actualidad no parte de una voluntad nuestra de “autoideologizarnos “, sino que es producto de la resistencia de los pueblos, que se manifiesta en los cantos, poemas, cuentos, nombres de movimientos políticos, artísticos, etc. Es decir, lo que constituye la memoria colectiva.
El presente ensayo no pretende hacer un estudio historiográfico del movimiento de Tupac Amaru II en el siglo XVIII, sino más bien presentar las formas en que su figura y su movimiento son representados en la memoria colectiva contemporánea de las clases populares. También, es un intento de actualizar algunas ideas de Alberto Flores Galindo sobre la utopía andina.
Las implicancias de la memoria colectiva
La memoria colectiva es un concepto que fue utilizado por el sociólogo francés Maurice Halbwachs para designar el proceso social de reconstrucción del pasado vivido por un determinado grupo social, comunidad o sociedad. (1) La memoria colectiva es múltiple y cambiante, porque se transforma conforme va siendo actualizada por los grupos que la recrean en sus diversas vivencias.
Sin embargo, habría que precisar que no existe una memoria colectiva, sino memorias colectivas. Y más aun si estamos en  una sociedad de clases. La memoria colectiva de las clases dominantes es distinta a la de las clases explotadas. Mientras que las primeras recrean personajes, acontecimientos o hechos  que están en el marco de la oficialidad, lo “formal” y lo que se considera “civilizado”, los segundos recrean el pasado de héroes populares o hechos que han tenido como protagonistas a personajes populares por lo general marginados. También, puede suceder que sobre un mismo hecho social se generen dos o más visiones distintas, de acuerdo a los interese de los grupos que actúan dentro de una determinada sociedad. Existe una constante lucha entre las memorias de las clases dominantes y las clases populares por ganar la hegemonía en el colectivo social. Este es el caso de Tupac Amaru II y su movimiento.
Tupac Amaru en cuatro actos
La imagen de Tupac Amaru surge en la memoria colectiva de las clases populares, principalmente indígenas-campesinos, con el mito de inkarri. A raíz de la cruel ejecución del último de los incas de Vilcabamba en resistir contra la corona español  –se dice que su cabeza fue cercenada de su cuerpo en un acto público– comienza a construirse la idea de que las partes del inca se van a juntar y que al ocurrir esto se retornará a una época de paz, superando la era de caos y desorden que trajo la conquista. 
Este constituye el primer momento, el que dará origen a la memoria colectiva sobre Tupac Amaru. Ciertamente tiene un antecedente inmediato es la conquista española, que como bien señalaba José Carlos Mariátegui fue “el primer hecho traumático de nuestra historia” (2), ya que significó la sujeción total de la sociedad del Tahuantinsuyu a un nuevo orden político, económico, social e ideológico.
Entonces, parecía que al acabar con el ultimo inca de Vilcabamba el imperio español por fin habría de domar los andes y consolidar su poder. Pero, una vez más la memoria colectiva jugó un papel importante.
José Gabriel Condorcanqui, cacique de Surimana y Tungasuca, tomó el nombre de Tupac Amaru porque se reclamaba descendiente del último de lo incas de Vilcabamba. Su movimiento revolucionario, que inicia acciones en 1780, tuvo un carácter continental y articuló a indios, mestizos y criollos en un solo frente anticolonial cuyo programa político se sintetizaba en tres puntos principales según los señalado por Alberto Flores Galindo: 1) La expulsión de los españoles, lo que implicaba la supresión de los corregimientos y repartos, la abolición de la Audiencia y el virrey  y la ruptura de todo lazo de dependencia con la corona española; 2) la restitución del imperio incaico teniendo como descendientes a los miembros de la aristocracia cusqueña; 3) la introducción de cambios sustantivos en la estructura económica como son la supresión de la mita, eliminación de las grandes haciendas, abolición de las grandes haciendas,  abolición de las alcabalas y aduanas y libertad de comercio (3).
La revolución tupacamarista se expandió rápidamente del Cusco al alto y bajo Perú. Sin embargo, las contradicciones político militares entre los distintos sectores que componían movimiento la debilitaron e hicieron que esta fuera debelada y Tupac Amaru y su estirpe ejecutados. (4). Algunos líderes locales como Tupac Katari y Diego Cristóbal continuaron  peleando, pero al poco tiempo fueron igualmente derrotados.
De ahí en delante se prohibiría pronunciar el nombre de Tupac Amaru y todo lo relacionado a lo andino.  Así se trunca, según Alberto Flores Galindo, la posibilidad de construir un  proyecto nacional, que rescatara la identidad andina y popular. (5)
Hasta aquí, dos hitos fundamentales en la memoria colectiva sobre Tupac Amaru. Esta memoria, como bien señala Flores Galindo (6), es fundamentalmente oral El mito de inkarri y la imagen de Tupac Amaru y su movimiento se mantiene gracias a la memoria oral, que  es trasmitida de generación en generación.
La importancia histórica de la revolución tupacamarista fue dejada de lado por casi dos siglos. En los años setenta del siglo XX, con el Gobierno Revolucionario de las fuerzas Armadas liderado por Juan Velasco Alvarado, la imagen de Tupac Amaru se vuelve parte de la oficialidad siendo uno de los principales símbolos de ese régimen. Se da, entonces, un tránsito de lo marginal a lo oficial. La figura de Tupac Amaru con sombrero y cabellos largos se convirtió en el símbolo oficial del gobierno, aparecía en afiches, reproducida en los muros, y por supuesto, en los textos escolares. Por primera vez, este personaje pasaba a tener un rol importante en la historiografía oficial.
Esto respondía a la necesidad de representar la imagen de un gobierno que se autodenominaba nacionalista, que había hecho efectiva por primera vez la reforma agraria, que había nacionalizado las principales empresas estratégicas, que había mejorado el sistema educativo, entre otras cosas. Qué mejor que la figura de Tupac Amaru, quien fuera el primero en plantearse un proyecto nacional.
Por supuesto, todos estos cambios venían también influidos por las políticas económicas internacionales. Las viejas economías semifeudales no le eran más necesarias a los grandes poderes económicos del imperialismo. Era preciso buscar un nuevo modelo que acabara de una vez por todas con estos rezagos del régimen colonial: el modelo de sustitución de importaciones.  Además, era necesario frenar la ola de rebelión que había en América Latina, y que con el triunfo de la revolución cubana se acrecentaba más y más. Ya se habían dado en Perú las experiencias guerrilleras del 65, que enarbolaban la bandera de la reforma agraria. Una revolución desde arriba, hecha por los militares era lo que la emergente burguesía intermediaria necesitaba para acabar con el viejo latifundismo y gamonalismo y posicionarse en el nuevo orden mundial.
De todas maneras el gobierno de Velasco le cambió el rostro al país. De hecho la radicalidad de sus reformas hacen que sea derrocado por Francisco Morales Bermúdez, quien da marcha atrás a las reformas iniciadas por Velasco. Nuevamente la imagen tupacamarista pasará a la marginalidad.
Más adelante, Tupac Amaru resurgirá otra vez en la memoria colectiva. Esta vez como símbolo de un movimiento guerrillero. Se da un tránsito en la historia y en la memoria colectiva. Del inca rebelde de Vilcabamba al mito andino popular, del mito andino popular al movimiento revolucionario de su sucesor, de este a la oficialidad velasquista y de allí a un movimiento guerrillero.
Entre 1982 y 1984 el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) inició sus primeras acciones armadas en las ciudades de Lima y Huancayo. Parte de su influencia política y sus formas de operar la recogía del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros de Uruguay, organización político-militar de los años sesenta que también reivindicaba la figura del cacique rebelde.
La aparición de un nuevo movimiento subversivo, distinto del PCP-SL,  que en 1980 había iniciado una guerra contra el Estado peruano, llamó la atención de los medios de comunicación y de la población en general. De hecho el MRTA  intentó diferenciarse del PCP-SL, tanto en sus acciones armadas, como en su actitud frente a las fuerzas de izquierda inmersa en la dinámica electoral, con la cual trató de mantener una actitud dialogante.(6)
El pico más alto de las acciones armadas realizadas por el MRTA, así como su mayor crecimiento se dieron durante la década de los 80. En los 90 fueron capturados sus principales dirigentes y diezmada gran parte de su organización nacional. Sin embargo, el MRTA volvería a aparecer nuevamente en 1996 con la toma de la residencia diplomática de Japón y el secuestro de  su embajador Morihisa Aoki y personalidades importantes de la política peruana. Esta acción, liderada por el ex dirigente obrero Néstor Cerpa Cartolini puso en jaque al gobierno dictatorial de Alberto Fujimori, quién en 1997 tuvo que recurrir a las fuerzas armadas para rescatar a los rehenes y liquidar a los guerrilleros emerretistas, a pesar de que estos estaban dispuestos a negociar una solución pacifica. Este sería el fin del MRTA.
Memoria colectiva y hegemonía
Ya entrado el siglo XXI la imagen de Tupac Amaru sigue causando sobresalto entre quienes detentan el poder. El 4 de noviembre del 2006, simpatizantes del Movimiento de Liberación 19 de Julio fueron detenidos en Lima por la Policía Nacional del Perú y llevados a la Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE) por hacer pintas conmemorativas a Tupac Amaru. Fueron acusados de emerretistas a pesar que en las pintas figuraba la sigla de la organización con la cual simpatizaban: ML-19. Este caso fue bastante publicitado en las primeras planas de los diarios de corte amarillista (7). Después de casi una semana los autores de las pintas fueron absueltos, al no encontrase pruebas de su pertenecía al MRTA.
En la celebración de fiestas patrias del 2010, el publicista Fernando Iyo colocó en su departamento de Miraflores una bandera con el rostro de Tupac Amaru dibujado por el reconocido artista plástico Cherman. La policía intervino la residencia del publicista, lo detuvo y le obligó a retirar la bandera de Tupac Amaru por considerar que hacía ”apología al terrorismo” (8).  Al igual que en el caso anterior, la policía tuvo que liberar por falta de pruebas a Iyo, quien recibió amplias muestras de  solidaridad por el facebook (9) y otras vías. 
¿Por qué este temor frente a un símbolo como Tupac Amaru? ¿Qué sentimientos genera Tupac Amaru en los sectores dominantes?
Sin duda, en la memoria colectiva de las clases dominantes Tupac Amaru es sinónimo de violencia, terrorismo y vandalismo. Estas asocian a Tupac Amaru a la reforma agraria de Velasco y al periodo de violencia política. Dos duros golpes para estos sectores. El primero porque cambio radicalmente el orden económico y social del país, y el segundo porque inició un  proceso de radicalización que devino en una guerra interna contra el Estado peruano.  
Existe una lucha entre la memoria colectiva de las clases dominantes y la de las clases explotadas o grupos subalternos por tener la hegemonía del colectivo social Generalmente es la segunda la que se impone, por tener el control del   Estado  y sus medios de reproducción ideológica. Pero la memoria colectiva popular se reproduce y se renueva  gracias a la tradición oral, y ahora también a la utilización de medios de comunicación masivos  como el inernet. Es interesante como los sectores explotados de la sociedad aprovechan los resquicios que dejan los sectores dominantes para ofrecer una información alternativa que reivindica los héroes populares y que genera una identidad de cambio social. Sobre esto hablaremos mas adelante.
La utopía andina y la memoria colectiva popular
El historiador Alberto Flores Galindo desarrolló el concepto de utopía andina para referirse a
“Buscar una alternativa en el encuentro entre la memoria y lo imaginario. La vuelta de la sociedad incaica y el regreso del inca. Encontrar en la reedificación del pasado la solución a los problemas de identidad.” (11)
Según lo citado la idea de progreso de los sectores andinos se encuentra en  la vuelta al pasado glorioso de los incas. Así resolverían ellos sus problemas de identidad, que comenzó con la conquista española y persiste hasta nuestros días.
Esta idea también la desarrolla Walter Benjamin, uno de los miembros de la Escuela de Frankfurt, y es retomada por Slavoj Zizek. Este autor señala que:
“En contraposición con la procesión triunfal de vencedores que exhibe la historiografía oficial, la clase oprimida se apropia el pasado en la medida que este está “abierto”, en la medida en que “el anhelo de redención” ya actúa en el; es decir se apropia del pasado en la medida en que el pasado ya contiene-en forma de lo que fracasó, de lo que se extirpo- la dimensión de futuro (…)”(12)
Lo interesante de esto es que la visión de futuro de los vencidos o los explotados está en su pasado, al cual toman como modelo ideal al que aspiran.
Sin embargo, considero que lo que Galindo llamaba utopía andina es un recurso de la memoria colectiva popular para generar identidad entre los explotados. No creo que deba hablarse solo de una utopía andina, porque en la actualidad lo que antes los académicos y científicos sociales llamaban “cultura andina” no existe en su dimensión tradicional. Lo que existe es la cultura popular, que es producto de la interacción de una serie de elementos de mestizaje que han ido modificándose con el tiempo.
Memoria colectiva, identidad y medios de contra información
Habíamos señalado antes que la memoria colectiva se reproduce y se renueva por medio de la tradición oral y también por los medios de comunicación masivos como el internet. Aquí se genera una contradicción: por un lado las clases dominantes utiliza los medios de comunicación masivos para ejercer su dominación sobre los explotados, y ala vez abren resquicios a través de los cuales los explotados también pueden expresarse. Este es el caso del internet y los portales mas visitados que este abre (facebook, twiter, you tobe, etc).
Es importante tener en cuenta la tesis de Louis Althusser:
“Quien dice lucha de clase por parte de la clase dominante, dice resistencia, revuelta y lucha de clase, por parte de la clase dominada.
Por eso los AIE (Aparatos Ideológicos del Estado) no son la realización de la ideología en general, ni tampoco la realización sin conflictos de la clase dominante. La ideología de la clase dominante no es dominante gracias al cielo, ni tampoco en virtud de la simple toma del poder del Estado. Es dominante gracias a la consolidación de los AIE, en los cuales dicha ideología esta realizada y se realiza. Ahora bien, esta consolidación no ocurre pos si sola, sino que, por el contario, es el resultado de una enormemente dura lucha de clases ininterrumpida: primero contra las antiguas clases dominantes y sus posiciones en los antiguos y nuevos AIE, después contra la clase explotada.” (13)
En los aparatos ideológicos,  los medios de reproducción de la ideología dominante, también se expresa la lucha de clases. Podemos usar estos medios en contra de la clase dominante. Y de todos los medios el internet es, paradójicamente, el mayor medio de reproducción de la ideología dominante, pero es a la vez, el más importante medio por el que se puede divulgar información alternativa con contenidos críticos, por el cual también se puede generar identidad y reproducir la memoria colectiva popular.
Mencionábamos al inicio que a Tupac Amaru se lo encuentra ahora en el facebook. Es posible generar identidad, por este medio, que es el mas visitado y el mas usado, rescatando la memoria colectiva de Tupac Amaru.
Es importante que la memoria colectiva de Tupac Amaru se reproduzca y renueve en las clases populares. El ejemplo histórico de Tupac Amaru y la identidad nacional y popular que este genera son elementos necesarios para un proyecto de cambio social.
 (*)Antropólogo UNMSM
(1) HALBWACHS, Maurice.  Fragmentos de la memoria colectiva. Athenea Digital- num. 2. otoño-2002.
(2) MARIATEGUI, José Carlos.  7 ensayos de interpretación de la realidad peruana.
(3) GALINDO. Alberto Flores. Buscando a un inca. Identidad y utopía en los andes. Instituto de Apoyo Agrario. Lima, 1987. P. 112.
(4) Loayza plantea que Tupac Amaru II entendió muy bien la idea del frente y  se propuso conformar un frente único antiespañol con todos aquellos sectores que lucharan contra la corona. Pero,  su movimiento fue minado desde dentro con los errores político-militares que lo llevan a confrontase con los criollos y la generación de liderazgos locales que distorsionan su programa original rompiendo así el frente.  LOAYZA, Daniel Iván. Contradicciones político-militares durante la revolución de 1780.Ediciones Historia. Lima, 2006.
(5) GALINDO. Alberto Flores. Op. Cit.
(6) Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Tomo II. Cap. 201. En: http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20II/CAPITULO%201%20-%20Los%20actores%20armados%20del%20conflicto/1.4.%20El%20MRTA.pdf
(7)  Ver diarios: Ojo, Aja, El Popular. 5-9 de noviembre del 2006.
(10) Tomamos el concepto althuseriano de reproducción ideológica. Los  Aparatos Ideológicos del Estado (AIE) son las herramientas por las cuales se materializa y reproduce en la sociedad la ideología dominante ayudando a mantener a mantener un control eficaz sobre las clases explotadas.   Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. En: ZIZEK, Slavoj. Ideología: un mapa de la cuestión. Fondo de Cultura Económica.
(11) GALINDO. Alberto Flores. Op. Cit. p. 18.
(12) ZIZEK, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Siglo XXI editores. Mexico, 1992. p185.

(13) ZIZEK. Op cit.

martes, 14 de septiembre de 2010

Izquierda, medios de comunicación y elecciones municipales en Lima

Por: Alonso Burgos *
Ya están cercanas las elecciones municipales, y en Lima las cosas están bastante polarizadas entre dos candidatas. Por un lado, Susana Villarán-a quien la izquierda impulsa como su candidata- crece como la espuma obteniendo el 33% de las preferencias electorales, mientras que Lourdes Flores-la candidata pepecista identificada con la derecha-, desciende al 31%, según la última encuesta realizada el 9 y 11 de septiembre por Ipsos Apoyo. La tendencia que se muestra en las encuestas le es bastante favorable a Villarán. De hecho la proyección hecha tomando los resultados de las principales encuestadoras establece que de seguir así ella ganaría la alcaldía de Lima con un 41% de los votos. (1)
¿Cómo se explica la vertiginosa subida de Susana  Villarán en las encuestas? ¿Qué rol juegan los medios de comunicación? ¿La izquierda ha tenido un papel determinante  en todo esto?
Ideología y medios de comunicación
Muchos dirán que  el ascenso de Villarán se debe a su carisma, a su capacidad de llegada con la gente, y sobre todo a la torpeza política de Alex Kouri, que hizo que su candidatura fuera tachada, y que su lista Cambio Radical bajara del segundo lugar al quinto lugar con un 2% de apoyo. Pero, es necesario analizar el rol  que han jugado y juegan los medios de comunicación y los discursos que estos generan en los procesos electorales.
Los medios de comunicación en las sociedades modernas, son el arma por excelencia que tienen las clases dominantes para controlar la opinión de las mayorías.  En ese sentido, cumplen la función de reproducir la Ideología hegemónica a través de una serie de discursos políticos y culturales. Han teorizado sobre esto diversos académicos marxistas y no marxistas dentro de los cuales destacan Stuart Hall y su teoría de la hegemonía de bases gramscianas, la escuela de Frankfurt con su concepto de sociedad de masas, Jameson y las industrias culturales, Zizek y su análisis sobre la Ideología en las sociedades del capitalismo tardío , etc. 
Todos ellos, tienen un hito en común: Louis Althusser y su teoría de la interpelación ideológica. Según Althusser, la Ideología interpelaba  a los hombres en tanto que sujetos, y les permitía reconocerse a si mismo como tales.  Es decir, construía también sus identidades. Esta interpelación ideológica se reproducía de manera masiva a través de los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE), de los cuales los  medios de comunicación son parte activa en las sociedades del capitalismo contemporáneo. (2)
Situándonos en este marco, tenemos que analizar cual ha sido la posición que han tomado los principales medios de comunicación  y sus líderes de opinión frente a la candidatura de Susana Villarán. 
Durante el inicio de la campaña de Villarán, cuando esta tenía tan solo un 4% de apoyo, varios  de los líderes de opinión medios de la prensa escrita y televisiva saludaban su candidatura por ser una alternativa diferente y representar a una “izquierda moderna, emprendedora y liberal”, tal como la misma candidata se describía.  Pero, al comenzar el repunte de la candidata de Fuerza Social la posición de los líderes de opinión de los principales medios de comunicación se partió.  Por un lado estaban, aquellos como los diarios  Correo, La Razón y los programas televisivos de  Cecilia Valenzuela y Aldo Mariátegui que se dedicaron a tratar de demoler sistemáticamente la candidatura de Villarán acusándola de albergar en su lista de regidores a grupos”radicales” como Patria Roja, quienes le hacían “vivas a las Farc”, “emprendían acciones violentistas”, y además apoyaban a “dictadores como Fidel Castro y Hugo Chávez” (3). También, se publicaron titulares que presentaban a Susana Villarán con el puño en alto comparándola con Abimael Guzmán y “grupos terroristas”(4). Cabe destacar que casi ninguno de estos medios y líderes de opinión habló sobre los vínculos de Lourdes Flores con el narcotraficante Cataño o las acusaciones de corrupción contra Kouri cuando este estaba aún en campaña.
Esta posición que es la mayoritaria está secundada, aunque en menor medida, por diarios como El Comercio, La República, Perú 21 y la mayoría de canales de televisión y sus respectivos programas periodísticos.
La otra posición es la que manejan algunos líderes de opinión como Jaime Bayly  y Rosa María Palacios, y un diario y columnistas de diarios. Bayly apoya abiertamente la candidatura de Villarán por ser un “rostro nuevo” y una “izquierda moderna” que “cree en el libre mercado” y en la “democracia “frente a una imagen gastada”,” marcada por la derrota” y la “corrupción” como la de Lourdes Flores. Pero, el “problema” esta en que tenga en su lista a gente “radical y atrasada” como Patria Roja, que “no cree en la democracia” (5). Rosa María Palacios trata de “mantenerse al medio” y no sentar posición por las candidatas, pero al igual que Bayly le reclama a Villarán tener en su lista de regidores  a Patria Roja. (6) Los otros que la apoyan son el diario La Primera y columnistas e intelectuales que proceden de la izquierda.
La posición mayoritaria construye un discurso ideológico basado en el terror mediático para tratar de menoscabar la imagen de Villarán y sus aliados políticos. Para esto  presentan a la izquierda como retrograda y violentista y opuesta al “progreso”, entendido este como la preservación de la democracia y los valores de la sociedad de mercado. Para esto, usaremos un concepto que Slavoj Zizek toma de Lacan: el point de capiton o punto de acolchado.  Este consiste en que existe un significante amo que atrapa a los demás conceptos como en una especie de red, estableciendo una jerarquía, un “designante rígido”  entre los conceptos subordinados y el amo que es el que da la pauta principal (7). Entrando al caso concreto que estamos analizando. Aldo Mariátegui y Cecilia Valenzuela manejan una idea de lo que es la izquierda. Para ellos izquierda es sinónimo de violentista, terrorista, estatista, atrasado, comunista leninista-maoísta, entre otras cosas. Todas estas ideas están subordinadas al significante principal izquierda, que es sobre el cual ellos construyen el discurso ideológico que transmiten en los medios de comunicación donde se expresan.
Esta ofensiva lanzada por estos medios de comunicación y líderes de opinión curiosamente ha conseguido el efecto inverso. La saturación de contenidos alusivos a Susana Villarán y sus aliados de Patria Roja, más que demoler su campaña la ha hecho más conocida. 
La izquierda y el juego democrático
Se pueden ver las contradicciones y los diversos matices que existen entre los líderes de opinión. Tenemos a posiciones que están decididamente en contra de que Villarán llegue a la alcaldía y otras que la apoyan poniéndole ciertas condiciones, como Jaime Bayly, quien  comparte muchas de las ideas que expresa el discurso de la posición liderada por Aldo M y Cecilia Valenzuela como el anticomunismo, el antiestatismo, pero con algunos matices. El si cree que “la izquierda moderna es una opción, que debe desplazar la vieja izquierda retrógrada”.
Pero, entonces. ¿Qué es la izquierda? ¿Qué rol ha jugado en estas elecciones municipales y en la subida de Susana Villarán? La primera pregunta es muy difícil de responder. Hoy en día el amplio espectro de la izquierda abarca desde posiciones ambientalistas, feministas, defensores de la diversidad sexual, liberales y en menor medida marxistas. Definitivamente, la izquierda que apoya hoy a Susana Villarán es muy distinta a la que participó en el paro del 77, en la constitución de la Izquierda Unida, la que luchaba por la toma del poder, la que tenia presencia en los sindicatos obreros y campesinos.
Después de la caída del muro de Berlín, La Unión Soviética y el campo socialista, la política represiva de la dictadura fujimontesinista, que desarticuló sindicatos, y cambió la constitución implementando el neoliberalismo, la izquierda se quedó en el aire. La falta de nuevos cuadros, la burocratización de sus dirigencias y su falta de autoridad moral hicieron que esta perdiera su base social.
Frente a esto muchos líderes se pusieron a analizar el contexto y fueron tentados una vez más por el discurso democrático. Ya antes estaba la experiencia de Izquierda Unida, con la cual, ya habían conseguido el municipio de Lima y casi habían conquistado la presidencia de la república. Sin embargo, en este nuevo contexto una izquierda debilitada y sin base social no estaba en condiciones de imponerle sus reglas de juego  al sistema democrático imperante. Lo único que hizo fue dejarse absorber por este. Así, les impusieron la nueva ley de partidos políticos, la valla electoral entre otras restricciones.
Pese a todo, la izquierda siguió participando en esas condiciones oprobiosas cosechando derrota tras derrota dentro del juego democrático. Pero, y ¿en que consiste esto? El discurso democrático se estructura de manera similar a cualquier otro discurso. Tomando nuevamente a Zizek y su concepto de punto de acolchado, existe un significante amo, en este caso seria la democracia, que subordina a otros conceptos como libertad de elegir, representatividad, participación, entre otros. Entonces ¿Cual es lo nuevo? Que le han hecho creer a la población y a la izquierda que “después de la caída de sus grandes paradigmas” la única forma de hacer política es a través de la participación electoral, y que toda forma de expresión que no concuerde con  esto como los paros, marchas, huelgas, están fuera del juego democrático y atentan contra él.
Entonces, nos es casual de que a Bayly le parezca bien que exista ahora una “nueva izquierda liberal y democrática” que apoya el libre mercado, que reniega de la lucha de clases, del marxismo,  y “que es necesario apoyarla para deshacerse de la vieja izquierda que atenta contra la democracia”. En pocas palabras, la derecha está construyendo la izquierda que necesita, mientras que lo que queda de la izquierda marxista sucumbe ante el discurso democrático para poder sobrevivir y se adhiere a este tipo de opciones. Esto ya le paso a la izquierda europea, que terminó asimilándose al sistema democrático dejando de lado un programa de poder, fundando los estados socialdemócratas, cuya época de bonanza acabó con el neoliberalismo.
Hace poco, el día 29 de agosto,  en el local del SINATBAN se realizó un debate entre algunas organizaciones de izquierda que hasta el momento se habían mantenido al margen de la campaña. Algunas organizaciones plantearon  que el porcentaje  de  intención de votos que reflejaba Villarán eran votos conscientes de la izquierda.  Que las posiciones de izquierda habían ganado terreno. Craso error. La izquierda o lo que queda de ella, no ganó nada. Una izquierda sin base social no puede ganar votos conscientes porque no tiene ningún respaldo. Solo basta contrastar la intención de voto para las elecciones presidenciales con las municipales y nos daremos cuenta que la misma gente que piensa votar por Susana Villarán piensa votar también por Keiko Fujimori o por Castañeda.  Lo que pasó fue que Kouri fue tachado, y los votos que iban ir para él se repartieron. Este desliz benefició grandemente a Villarán quien creció y supo ganar hábilmente (hay que reconocerlo) los votos de otros sectores. Esto también, como ya lo hemos esbozado antes, gracias a que algunos líderes de opinión le dieron su respaldo. Mas bien los que más puntos le quitó fue si alianza con el Movimiento Nueva Izquierda (MNI) asociado a Patria Roja, quienes de alguna u otra manera son los apestados de la campaña por ser un partido que tiene el nombre de comunista y encima de rojo (quizás rezagos de un pasado que quieren olvidar), a pesar de estar inscritos como partido legal y participar dentro del juego democrático.
Bueno, es posible que Susana Villarán gane las elecciones municipales. ¿La izquierda revolucionaria que gana?
*Antropólogo UNMSM
(2) ALTHUSSER, Louis. Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. En: ZIZEK, Slavoj. Ideología. Un mapa de la cuestión. Siglo XXI. Mexico. 2002.
(5) http://www.youtube.com/watch?v=QtZxPwnmMfs&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=K-6scfnl6uM&feature=related
(7) ZIZEK, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Siglo XXI. México, 1992. pp. 134-141.


sábado, 4 de septiembre de 2010

A oidos sordos, palabras necias


Los necios somos aquellas personas que nos mantenemos en nuestras convicciones.Aquellos que nos negamos a cambiar nuestra forma de ser y de pensar por las nuevas modas intelectuales y politicas.

Este blog no debe ser el espacio de reflexión autocomplaciente de un antropólogo inconforme. Sino un lugar de análisis y debate para todos los necios y necias que quieran comentar, criticar y proponer acerca de los diversos temas que abordaremos aquí.

Hay un conocido refrán que dice:"A palabras necias,oidos sordos". Nosotros pensamos lo contrario: "A oidos sordos, palabras necias".  Mientras prevalezca la indiferencia frente a la explotación humana será cada vez más necesaria hacer oir la palabra de los necios.